La soberbia es la peor enemiga del hombre. Lo
enceguece, lo envilece, lo embrutece. Al creerse por encima de todos, pierde el sentido de la
realidad, y, entonces, pasan dos cosas: empieza a ver enemigos por todas
partes, sobre todo, si le contradicen sus actos u opiniones. Y, lo otro, que, a
veces resulta peor, es que empieza a causar daño a las personas que lo rodean,
sin importarle absolutamente nada.
Si a la soberbia le unimos la ambición
desmedida y una constante ignorancia sobre lo que se quiere hacer, entonces,
obtenemos una mezcla realmente explosiva que crece exponencialmente, más, si se
trata de alguien que tiene poder económico o político.
Suele ser los ídolos con pies de barro que se
caen, al menor empuje de los valores éticos y morales de aquellas personas que
no están dispuestas a soportarles sus abusos o majaderías. Aquellos que, con el
rostro al descubierto, no temen enfrentárseles, por más poderosos que sean. Y,
entonces, el soberbio recurre a la violencia verbal o física, para defenderse. Insulta,
atropella, ofende, miente, hace todo lo que las malas artes les permiten a los
mediocres. Y allí, ya no hay ni amistades, ni familiares, ni compañeros que
puedan salvarse de sus groserías.
Dicho esto, voy a referirme a un incidente
que acaba de pasar, y cuyas consecuencias son todavía una incógnita. El Alcalde
Cornejo decidió dejar fuera de la gestión a Edwin Vásquez, quien sin ser un
experto en temas de tránsito y transporte, venía realizando una labor
encomiable y con mucha responsabilidad. Parece que, a Cornejo le llenaron la
cabeza sus “¿asesores?”, sobre que Vásquez venía trabajando por su cuenta y
coordinando solo con Guillermo Segura.
Vásquez, quien es militante de APP, ha sido
dos veces regidor de la MPCh, tiene una organización de servicio social que se
llama VIDAS. En la última Navidad, realizó lo que hace muchos años viene
haciendo, chocolatadas y juguetes, para los niños de La Victoria. Ésa fue, al
parecer, la gota que derramó el vaso. Según algunas versiones que me han
llegado, las preguntas que los ayayeros de Cornejo se hacían eran: “¿de dónde
saca el dinero para hacer esa actividad? …. ¿Estará pidiéndoles a los
transportistas? …. ¿Lo ha invitado a usted señor Alcalde?”.... Calentaban el
cerebro del inseguro Cornejo.
Y, entonces, decidió sacarlo, pero no de
buenas formas. Lo sacó figurativamente “a las patadas”. Cornejo habló de “lío
de comadres” y este fin de semana, anunció una auditoría a la gestión de
Vásquez: “existen algunos expedientes que habrían sido firmados irregularmente”
declaró molesto a la prensa, luego que Vásquez lo tildara de mentiroso y de no
haberlo recibido nunca para exponerle la gestión que estaba realizando.
Y, entonces, entró un nuevo gallo a la pelea.
El Chino Guillermo Segura, amigo de Vásquez, no solo en lo político, sino
también en lo personal, manifestó públicamente su contrariedad. “Edwin estaba
haciendo una buena labor. No estoy de acuerdo con la decisión del Alcalde”.
Segura, midiendo sus palabras, empezó a marcar su cancha. Ya no aguanta más. La
prepotencia chinguelista lo tiene harto, como me dicen algunos apepistas: “El
Chino es un hombre de partido. A él le pidieron que mantuviera un perfil bajo,
pero ya no soporta”
Y, cuando insinuó, o alguien le puso palabras
en su boca que podía pasar a la minoría, salió el Cornejo bravucón, prepotente:
“Yo pedí que fuera mi primer regidor, si se quiere ir, que se vaya”. Ya me
imagino la sonrisa de Segura, se le habrán cerrado totalmente sus “ojitos chinitos”.
¿Qué se vaya? El Chino no es solamente un regidor importante
de la MPCh, sino un líder dentro de APP, a quien, cada vez que puede, César
Acuña lo reconoce como tal.
Con sus declaraciones y actitudes, sin duda
que, Cornejo ha hecho que cada vez más apepistas lo responsabilicen que “SE
ALBOROTARAN GALLINERO Y AVISPERO”.
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