domingo, 3 de enero de 2016

“EL CHINGUEL ….¿UNA IDENTIDAD DESCONOCIDA?” (PUBLICADO 02 DE ENERO 2016)



Ha terminado el primer año de la “época de la bendición”, liderada por David Cornejo Chinguel en la MPCh. Han sido doce meses desconcertantes, no solo por las cosas vividas, luego del desastre moral, económico y social que dejara la performance cumplida por Roberto Torres como Alcalde de Chiclayo durante los casi 8 años que duró la “época de la perversión”, sino por la falta de un rumbo definido en la actual gestión.
El 2014 fue un año de luz y sombra para Cornejo. Fue golpeado duramente cuando se descubrió una supuesta conexión clandestina que habría beneficiado al local de su universidad. El calificativo de “roba agua” melló, sin duda, su imagen, pero supo salir del embrollo. Sin embargo, en marzo del 2014 declaraba a La República: ”Puedo probar que Julio Quispe Farro (el trabajador de EPSEL que denunció el hecho) vino a mi casa a verme…pero a mí me gustaría que los señores de EPSEL respondan porqué y para qué ese señor se apareció en mi casa”.
Nadie prestó atención a sus palabras, pero dejaba claro que él grababa en vídeo a toda visita que llegaba a su casa. Lección aprendida, seguramente, viendo el accionar del “Doc”. En julio del 2014, y luego que el Ministerio Público archivara la denuncia que le formuló EPSEL, Cornejo declaraba: “¿Cómo debe llamarse a ellos que le han robado la honra a una persona y el prestigio a una institución, con una denuncia sin sustento?”. Sin embargo, hasta ahora no se sabe si denunció a sus denunciantes o perdonó la ofensa. Tampoco se sabe qué pasó con Quispe Farro. ¿Seguirá en EPSEL?
El inicio de su gestión se vio empañada por una juramentación incorrecta (para Ranjiro Nakano, “ilegal”). Por ello lo denunció ante el JNE, y durante por lo menos un par de meses, tuvo que bregar con ese problema. ¿En qué momento cambió Cornejo? ¿”El Chinguel” de antes de las elecciones, es otro en relación al Cornejo autoridad? En mayo del 2015, Esther Morillo, la primera mujer en la historia municipal de Chiclayo que ocupó el cargo de Gerente Municipal, dijo a Correo: “El Cornejo que conocí está diferente, ahora es soberbio”.
Morillo dio así el punto final a su relación con el alcalde. La manzana de la discordia fue Leopoldo Vásquez. El veterano funcionario no le hacía caso a su jefa, hasta que ella descubrió que su rebelde accionar era respaldado por Cornejo. Tiempo después, Vásquez sufrió los desplantes de un subordinado, Henry Chiclayo, que lo ignoró olímpicamente, al extremo que, tuvo que acudir a la prensa para denunciar la falta de rendición de cuentas de poco más de cien mil soles que le habían dado a Chiclayo. Cornejo respaldó públicamente a su jefe de Imagen, y Vásquez se fue lamiéndose la herida.
Las mujeres parece que generan en el alcalde una aberración inexplicable. Se distanció de Morillo y poco después de Rosario Julca, a quien había designado jefa del CGT. Poco tiempo después, permitió, casi con regocijo, que maltrataran a la regidora Liliana Barrantes, de quien había hablado maravillas en la época electoral y la perdió como integrante de su bancada. En la semana pasada volvió él directamente a maltratarla, pero a Barrantes parece ya no importarle sus críticas.
En el segundo semestre anunció ante el aplauso de su portátil que se iba al extranjero. Nunca se fue. Ya su credibilidad había disminuido. Los transportistas, los comerciantes del Modelo, las amas de casa empezaban a mirarlo mal, pero un Cornejo ensoberbecido comenzó a sentirse el dueño del territorio y del destino de los chiclayanos. En su desasosegada mente nos convirtió en súbditos, y se sintió “emperador”.
Y comenzaron sus respaldos. Respaldó el pago de más de un millón de soles a un empresario prófugo de la justicia. Respaldó la culminación de la obra de la Avenida Cajamarca, sin que, por ejemplo, EPSEL haya recibido la parte de saneamiento. Y, ahora, deberá responder a la Fiscalía por este hecho. Sin embargo, nosotros lo que queremos saber es quién va a darle la garantía de 7 años, como exige la ley, a esa obra.
Y, entre otros respaldos, está el que le ha dado a Nilton Monge, quién sabe el autor de la peor gestión que ha habido en el ente recaudador de impuestos. Respaldó a un jefe de Urbanismo, que parecía repetir acciones pasadas. Y, el último y clamoroso respaldo a Henry Chiclayo ha sido, sin duda, una muestra del poder que Cornejo cree tener.
Lo malo de toda esta situación, que la terquedad y soberbia de Cornejo ha creado, es que hay gente que empieza a decir “mejor estábamos con Torres”. Algo que no debe permitir que se incremente en el deseo popular. Por eso, es que pregunto: es “EL CHINGUEL..¿UNA IDENTIDAD DESCONOCIDA?”

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