sábado, 2 de enero de 2016

LAS MUJERES Y “EL CHINGUEL” (13 DE NOVIEMBRE 2015)

No ha tenido suerte el Alcalde de Chiclayo, con relación a las mujeres que designó para que trabajen con él, en éste su primer año. En el show de la presentación de sus funcionarios de los “nuevos tiempos”, sorprendió al anunciar a Esther Morillo, como Gerenta Municipal. Contadora y Auditora, Morillo, había trabajado en el municipio de Ferreñafe y gerenciado en Pucala. Los que la conocen, dicen que es una mujer de carácter y muy profesional. Un día se fue tirando la puerta, por diferencias insalvables con Leopoldo Vásquez, antiguo funcionario de las gestiones de Barrueto, con quien es muy amigo, Torres y ahora de Cornejo.
Después de lo de Ponce de León, Cornejo convocó a la empresaria Rosario Julca Encomenderos, para que jefaturara el ex SATCh. Duró sólo 19 días en el cargo. Nunca se supo realmente que pasó, para que se fuera.
Laura Hernández, por el APRA y Liliana Barrantes Piscoya, por APP resultaron electas regidoras de la MPCh. Piscoya llegó de la mano de Cornejo, quien en una ocasión me dijo, “va usted a ver de lo que es capaz Lilianita. Es una mujer con un coraje extraordinario”. Lo que no sabía, es que también tiene una voluntad férrea, para decir sus opiniones sin tapujos, ni con muestras de servilismo, como al parecer le gusta que lo traten a Cornejo.
Hace poco, a invitación de una periodista mujer de un diario local, fueron a ver el lugar donde trabaja el personal de la OCI. Sus declaraciones, se publicaron al día siguiente y entonces ardió Troya. Algunos regidores, que solo forman parte del mobiliario en las sesiones de Concejo, otros que antaño eran “doberman” que siempre mostraban los dientes afilados, sacaron a relucir su machismo oculto en mucho tiempo y sin reparo alguno atacaron a Liliana, hasta hacerla vomitar, ante tanta desvergüenza.
Ahora las mujeres lideradas por Angélica Musayón y Janet Cubas, se ha unido y formado la Comisión Regional por la Defensa de los Derechos de la Mujer de Lambayeque. Su primera acción ha sido pedirle a Cornejo que le haga un desagravio a Liliana. La respuesta varonil y valiente del Alcalde ha sido, “yo no voy a perder tiempo en éstas cosas, ha sido una discusión política y punto”.
No hubo agravios entonces, el machismo violentista y absurdo campea en el municipio chiclayano y aquí no pasa nada. Veremos que dicen ahora “Las mujeres y el Chinguel”.

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