Si hay un pueblo en Lambayeque, del que se puede decir que la mala suerte, forma parte de su ADN comunitario, no me cabe duda que ese es el distrito de José Leonardo Ortiz. Creado el 23 de Noviembre de 1961, con el nombre de San Carlos, en honor a Carlos Castañeda Iparraguirre, quién sabe uno de los mejores alcaldes que ha tenido Chiclayo, y empezó a llamarse José Leonardo Ortiz, desde el 5 de Febrero de 1966
Es el distrito más grande la provincia, conocido como “el populoso distrito de JLO”, concentra la mayor cantidad de colonias provenientes de las regiones de Cajamarca y Amazonas. Es verdad que ya hay tres generaciones de leonardinos, que han nacido en JLO, pero cuyos padres se resisten a dejar sus ancestrales costumbres y durante años, han preferido vivir en condiciones lamentables, pero no dejar de concurrir a las fiestas patronales de sus pueblos.
Se dice y es verdad, que en JLO, se mueve diariamente millones de soles. Tiene en su territorio, el mercado más grande de la zona norte y amplísimas zonas, para construir el Mercado Mayorista del futuro. Sin embargo sus calles están en un gran porcentaje sin pavimentar, sin veredas. Los parques decentes y utilizables se pueden contar con los dedos de las manos. La basura desborda todo plan para recogerla. La delincuencia campea, sin mayores controles. Los desagües riegan pistas y algunas viviendas. Éstas situaciones negativas no son de ahora, vienen arrastrándose desde hace mucho tiempo, y luego de cada elección se piensa, que ahora sí, llegó el momento del cambio. Y los leonardinos ven renacer sus esperanzas de mejorar su calidad de vida.
Esas esperanzas se encarnaron en Epifanio Cubas Coronado. Había sido un regidor implacable en denunciar actos de corrupción. Hubo alcaldes, que como contrapeso a sus acciones de fiscalización, decidieron no pagarles sus dietas. Pero él siguió y siguió hasta llevarlos al banquillo de los acusados. Hoy como alcalde es toda una decepción. Ha tratado de pegarle a la piñata, pero no le ha acertado. Contrató asesores más preocupados de sacar provechos personales, que ayudarlo a solucionar problemas. Ni siquiera el partido que lo catapultó a la victoria, lo ha ayudado eficazmente.
Hoy muchos leonardinos, lo quieren fuera de la Alcaldía y Cubas no sabe qué hacer, para demostrarles que su opción sigue siendo valedera. Casi al terminar su primer año, tendrá que meditar sincera y profundamente sobre qué va a hacer en los tres que le faltan y así poder por lo menos, honrar su nombre. Epifanio, EL QUE DESPIDE BRILLANTEZ
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