Parece que al Chinguel lo hemos convertido en la
piñata de la fiesta. Le pegan palos, desde los opinólogos de escritorio, hasta
sus adversarios políticos, algunos de ellos desilusionados porque no les
hiciera caso a sus propuestas, o porque no les dio oportunidad de figurar como
asesores. Pero, también le dan palo desde el interior de las organizaciones que
dirige, y su lastimera expresión del fin de semana pasada: “me han engañado” no
es, sino, una muestra que, el hombre ha entrado ya en un remolino, del que va a
ser difícil que salga, salvo que, se decida a denunciar a los que lo han
engañado, los aleje de su entorno y enfrente con otras personas los problemas
que aquejan a Chiclayo y a los chiclayanos.
La última denuncia que recogieron
los medios ayer martes fue que, estaba debiendo casi 20 mil soles al ex
SATCh. Quien sea que haya proporcionado
esta información, cometió un delito, puesto que, los datos que los
contribuyentes tenemos en el SATCh son confidenciales. Es decir, no se pueden
estar aireando, sea a través de los medios, o haciéndolos circular
subrepticiamente, para hacerlo de conocimiento público.
Es evidente que, tiene que haber
sido alguien de la institución el que diera la información. Los periodistas no
pueden meterse en el sistema que almacena los datos. Lo grave es que, el propio
SATCh señaló hace un buen tiempo, en su página web, una especie de ayuda, para
que los contribuyentes supiéramos todo sobre el pago del Impuesto Predial. Y,
en el acápite de quiénes estaban inafectos al Pago del Impuesto, se dice con claridad
en el numeral 8: “Las universidades y centros educativos, debidamente
reconocidos, respecto de sus predios destinados a sus finalidades educativas y
culturales, conforme a la Constitución”.
¿Quién ordenó la cobranza? No me es posible determinar si se
hizo cuando ya la página web nos había ilustrado sobre el Impuesto Predial. Si
hubiera sido así, no cabe duda, entonces, de la maldad con la que se habría
actuado. Una maldad casi similar a la mostrada por alguna gente resentida que,
suele gritarse al espejo y gritar a todo pulmón: RATERO, y después de un rato
volver a mirarse y gritar: IMPRESENTABLE.
Cornejo ha dicho que, en su
debido momento ejerció su derecho de apelar ante el Tribunal Fiscal y que este
organismo le dio la razón. Ha dicho, además, que es un “refrito”, que ya en la
campaña se había mencionado el asunto. Pues, entonces, debería tener más
cuidado con el entorno que lo rodea. Algo pasa allí Alcalde. Alguien no lo
quiere bien. El tema es, si será uno solo, o habrán más.
Lo que sí me queda claro es que,
en esta denuncia, basada en información otorgada a los medios, está muy clara
la mala leche que se le tiene al Alcalde. No estoy dentro de los opinólogos de
escritorio, que está dentro de los que, al Chinguel le genera simpatía. Pero,
al César lo que es del César. El Alcalde resulta hasta ahora una veta
inacabable de noticias para los periodistas, pero nosotros tenemos la
obligación de ser objetivos y no incendiarios.
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