El presente año lo
iniciamos con una situación poco común en los liderazgos, tanto del poder judicial,
como del ministerio público. Dos mujeres asumían la responsabilidad de ser las
titulares en ambas instituciones. Ana Elizabeth
Sales Del Castillo, en el PJ, y Giovanna del Río Carreño, en el MP. En 1988, Adriana
Gonzáles Vidal fue elegida por sus pares, y se convirtió en la primera
mujer en presidir la Corte Superior de Justicia de Lambayeque. 27 años después, Sales del Castillo logró
que, en segunda vuelta, 14 de sus colegas le dieran su voto, contra 8 que no la
respaldaron. Mientras que a Del Río, la votación a su favor fue de manera
unánime, por decisión de los fiscales superiores.
Ana Sales del
Castillo, ha laborado 10 años como magistrada y hace 20 que está en la
administración judicial. Sin duda, es una mujer que conoce el ambiente en que
se desenvuelve y por eso, seguramente, cuando es electa, allá por Diciembre del
2014, declaró: “lucharé por sacar
adelante esta Corte, para lograr mejorar su imagen y que, desde Lima, nos vean como una de las mejores”.
Palabras que reflejaban una preocupación seria, de alguien que conocía bien lo
que sucedía al interior de la Corte.
Es más, Sales del
Castillo mostró desde el inicio una preocupación en relación al futuro de la
institución judicial, pues no había sido considerada entre aquellas que
recibirían el mejoramiento de su presupuesto por resultados, y era evidente que en Lima, quienes disponen
de estos asuntos, tendrían ya entre ojos a la Corte lambayecana. Así que su
tarea iba a ser, sin duda, un navegar contra la corriente.
El 13 de Diciembre
del 2014, las declaraciones del regidor reelecto de APP, Guillermo Segura Díaz, enturbiaron la elección de Sales Del
Castillo. Con la soberbia e irresponsabilidad que lo han caracterizado en los
últimos tiempos, Segura dijo: “Cunde
preocupación entre los chiclayanos por la elección de la nueva titular de la
Corte Superior de Justicia, de quien siempre tuve un buen concepto, pero,
consideraciones aparte, su situación como magistrada se torna más crítica, pues,
como sabemos, absolvió en la misma línea, que previa coima, lo dispuso la
mayoría del Tribunal Constitucional”.
Y, la nota que apareció en un periódico que
circula en las redes, termina con un párrafo que decía: “El munícipe señaló que la designación de Sales Del Castillo en la
magistratura, pondría en evidencia los altos niveles de corrupción existentes
en el Poder Judicial”. Me pregunto: ¿qué dirá ahora el primer regidor de la
MPCh y maestro universitario, compañero de trabajo de algunos magistrados en la
universidad donde labora?
Conocí a Giovanna del
Río cuando ella era funcionaria de la MPCh. Siempre me generó una imagen de
abogada capaz, responsable y comprometida con su trabajo. Amiga de Miguel Ángel Bartra. Cuando éste salió, no tuvo una actitud negativa
hacia mí. Al contrario, fue leal a la institución. En Noviembre del 2003,
con resolución No.842-2003-CNM, fue nombrada Fiscal Provincial Penal de Piura.
En Octubre del 2006, fue nombrada Fiscal Provincial Penal de Chiclayo, con
Resolución No.290-2006-CNM y su
ratificación se produjo en Octubre del 2012, para luego convertirse en Fiscal
Superior, con calificativos en el CNM muy buenos.
Las herencias de
Sales y de del Río han sido sin duda diferentes. En el PJ la situación es mucho más difícil y complicada y por lo que
hemos visto en estos primeros siete meses de gestión, la Presidenta ha tenido
que enfrentar vientos encontrados y algunas veces ha perdido el norte. Daría
la impresión que, el sigilo con que deben actuarse en algunos casos judiciales,
se convierten en una especie de blindaje para algunos magistrados que cometen
errores, muchas veces sospechosos, que algunas veces se hacen de conocimiento
público y que luego, por diferentes causas, pasan a formar parte del olvido
colectivo, con el evidente apoyo de quienes dirigen la institución. Algunos
casos que sustentan lo dicho.
En Marzo del 2013, un escándalo remeció el PJ de Lambayeque. Tres jueces,
y al parecer cuatro secretarias, fueron fotografiados, mientras participaban de
una fiesta donde se estaban realizando juegos obscenos. Era Jefe
de la ODECMA, el juez Castulo Rojas Díaz,
quien reconoció con entereza que las fotos correspondían a la celebración de su
cumpleaños el 6 de Noviembre del 2009, pero que habían sido editadas para
causarles daño. Rojas tuvo que renunciar a su cargo. Reemplazado por el juez José Rodríguez Tanta, quien dijo en Abril del
2013: “éste es un caso emblemático”. Sería bueno que nos dijeran en qué acabó.
El pasado 21 de
Julio, la Jefa de la OCMA, propuso al Consejo Nacional de la Magistratura, la
destitución de los magistrados, Ricardo
Ponte, Miguel Ángel Lozano, Juan Zúñiga y Franklin Rodríguez. El pedido de destitución se basaba en que,
dichos magistrados no habían motivado adecuadamente sus sentencias. Habían
establecido reducciones de penas, por debajo de los límites legales permitidos
en causas penales por delitos graves, como los robos agravados y contra la
libertad sexual. También los responsabilizaban de haber vulnerado la ley, en un
proceso de tráfico ilícito de drogas, variando la detención por comparecencia.
Los cuatro
magistrados son gente de experiencia. Ricardo Ponte, incluso, ha sido
Presidente de la Corte y ya anteriormente, en Julio del 2013, había sido
separado por la OCMA, y luego, repuesto en su cargo por un Civil de Chiclayo. Al conocerse esta noticia, Sales la
minimizó, diciendo que no afectaba al PJ en Lambayeque, posición contraria a la
del decano del colegio de abogados, quien señaló que era un duro golpe para la
imagen de la Corte lambayecana. Sin duda que, Carlos Martínez tenía razón. No
todos los días la OCMA pide destitución de cuatro magistrados de una corte al
mismo tiempo.
Y, a Sales del
Castillo le debe preocupar actuaciones como la del juez Oscar Tenorio Torres, con tantos cuestionamientos en su labor
judicial. O, la de, por ella designado, Segundo
Benjamín Adrianzén Cieza, quien tiene a cargo el caso de los catedráticos
de la UNPRG, quien primero aceptara el pedido de la fiscal Magaly Quiroz
y ordenó la detención de los involucrados, que sufrieron los vejámenes
mediáticos de la policía y que, luego,
el mismo, Adrianzén dijera que la sustentación de la fiscalía no lo convencía
para mandarlos a prisión. Claro, en el ínterin, el abogado Wilfredo Chero hizo
pública una deuda que el juez tenía con la Escuela de posgrado, dirigida por
Aguinaga Castro.
Pero, en el
Ministerio Público también hay situaciones extrañas, como la facilidad que encuentran varios medios para enterarse lo que
dicen los acusados en casos emblemáticos o los colaboradores eficaces. No
hay sigilo profesional que se requiere en todo caso de investigación fiscal.
Hay fiscales-profetas que, en un momento, anunciaron la inminente captura de nuevas
organizaciones criminales que no se han dado.
Pero, además, y antes que nos olvidemos del asunto, haría bien Del Rio
Carreño en decirnos en qué estado se encuentra la investigación que dispuso
para saber cómo se habían esfumado miles de hojas de papel, que no
pueden de ninguna manera haber salido caminando de los depósitos del MP, sin
que nadie se diera cuenta.
Sin duda que, al
final del año, ambas damas nos darán a conocer el resultado del primer año de
sus gestiones. Un consejo aunque sea de un conejo, reza el dicho. Vayan
apuntando ustedes mismas lo bueno y lo malo. La opinión pública verá con buenos
ojos, si los informes son sinceros y si ustedes ponen las cosas en sus
respectivos lugares. No nos defrauden, y que en este tiempo se ratifique
aquello de “DOS MUJERES, UN CAMINO…EL DE
LA JUSTICIA”.
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