Hasta hace algunos años, cuando alguien
quería referirse a una persona atrevida, habilidosa, se usaba la palabra CACHACIENTO,
que en una de sus acepciones reconocidas en la
Real Academia de la Lengua, significa
“que hace cachita”. El ex alcalde Roberto Torres Gonzales (RTG), era sin
duda un cachaciento de nota. Cuántas veces su ironía ofensiva, llamó la
atención a los chiclayanos. Y como no le pasaba nada, él pensó seguramente, que
podía usarla cuando le diera la gana.
Derrumbado anímicamente por la contundente
acción de la justicia, “el Jefe”
pasa sus primeras horas en el penal, durmiendo sobre cartones y extrañando con seguridad las comodidades
lujosas, a las que se había acostumbrado junto con su amante, usando el dinero
de todos los chiclayanos. Hoy, es un preso más en Picsi. Dicen
que recién mañana lunes, la Junta Calificadora del penal va a determinar a qué
pabellón o ambiente envían a RTG.
Sin embargo, una noticia aparecida en un medio local que señala que RTG teme por su vida, podría determinar que lo
envíen a una celda personal, para asegurar su integridad física.
La soledad y la falta de comunicación pueden
derrumbar a cualquier ser humano. ¿Podrá
una persona como Torres, acostumbrado al ruido escénico, convertirse en una
especie de ermitaño preso? César
Nakasaki Servigón (CNS), abogado de gran capacidad y calidad profesional,
ha dado un avance de su estrategia de defensa. “Ha firmado un acta reconociendo su culpabilidad”, ha dicho mi vapuleado amigo. De
inmediato, el Doctor en Derecho Tito Esteves Torres, ha aclarado el
asunto señalando que “esa acta no tiene
ninguna validez legal, es simplemente un documento entre abogado y patrocinado”.
Y así como hay cachacientos, hay los que se
creen “lo máximo”, que tiene mucha calle, que nadie les puede enseñar nada y
resultan ser solo “palomillas de ventana”. Hoy, me voy a referir a dos de ellos, Jorge Vértiz Cellerini y Carlos
Mendoza Oliden. Vértiz, un reconocido empresario constructor, fue
presidente de la CAPECO local, de AHORA, la entidad que agrupa a hoteleros y
afines y hoy es representante regional de la
Cámara nacional de Turismo. Es dueño de la empresa Constructora Olfra.
El 10
de setiembre del 2010, se emitió la Resolución de Licencia de Edificación No.
0712, firmada por el Arq. Jorge
Incháustegui, a la sazón Gerente de Urbanismo y en donde, con claridad, se señala que el edificio a construir en la esquina de la calle Los Sauces y la Av. A.A.
Cáceres (ex Libertad) deberá constar de 5 niveles (pisos) más azotea. Hoy, según el regidor Manuel Cabrejos
Tarrillo, tiene 9 niveles contraviniendo los parámetros que rigen las construcciones verticales en el país.
Con una supina ingenuidad, Vértiz le declaró
al semanario “Hildebrandt en sus Trece” lo siguiente: “cuando pedí mi certificado de parámetros me
dieron cuatro pisos. No podía ser. Necesitaba más pisos para recuperar mi
inversión. Entonces le di a Beto
Torres 30 mil soles para que me ayudara.
Hoy, la obra está al 90%”. Después de estas declaraciones, como diría el
periodista Daniel Peredo: “un consejo de
pata, Vértiz: búscate un buen abogado…. La corrupción tiene dos
integrantes: el corrupto y el corruptor. Tú has proclamado a los cuatro vientos
que eres el segundo”.
A Mendoza Oliden, la fiscalía lo ha dejado
libre, antes que a los demás denunciados
los enviaran al penal. Muchos se han
preguntado PORQUÉ. O ¿hubo de su parte,
confesión sincera o se ha convertido en colaborador eficaz? ¿Acaso Torres
cayó por alguno de sus datos?… Como diría Rosendo
Maqui: “¿Quién sabe señor?”. Lo cierto es que Mendoza deberá responder en
su momento, cómo es que presidiendo en
33 veces las comisiones de licitaciones de obras, nunca vio nada raro. Fueron más de 40 millones
de soles que se dispusieron en las comisiones Mendoza. No supo nunca del famoso
diezmo. Los corruptos necesitan siempre intermediarios.
¿Acaso
los departamentos de CLASEM puedan explicar algunos favores? Hildebrandt ha descubierto tres de ellos, uno
de los cuales sería de Mendoza Oliden. Le pidieron aclaración y en lugar de
darla, se fue, “nos dejó plantados”,
dijeron los periodistas del semanario. Es por ello el titular de este artículo:
“EL JEFE Y ALGUNOS DE SUS PALOMILLAS DE VENTANA”
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