Carlos Venegas Gamarra (CVG), se llama el Gerente General de
SEDALIB, que ocupa el cargo desde hace más o menos 9 meses. Él ha tenido el
coraje de enfrentarse abiertamente al Alcalde
de Trujillo Elidio Espinoza, al Directorio de la Empresa y al mismo Ministro de
Vivienda, el privatizador Milton Von Hesse. Ante las críticas que le hacía
el alcalde trujillano sobre la mala situación económica y financiera de la
empresa, Venegas le respondió públicamente: “el Municipio de Trujillo debe, por el Servicio de Gestión Ambiental de
Trujillo (SEGAT), 13 millones de soles. ¿Por qué no los paga?”
Sobre Milton Von Hesse, dijo: “Me indigna cuando llega el ministro y dice,
sin conocerme, que estoy enquistado en el cargo, cuando tengo apenas 8 meses en
la Gerencia”. Y su enfrentamiento con el Alcalde Espinoza ha sido abierto, “No lo sé, pero el señor alcalde, o está
mal informado, o le tocan otra música, o me critica porque tiene otros fines y
de repente yo soy un obstáculo”. Y
su enfrentamiento con el Directorio también ha sido público. Ha dicho que solo
hay tres directores: “José Landauro,
Víctor Cotrina y Mario Reyna que están acreditados legalmente, aprobados por la
Junta de Accionistas e inscritos en
Registros Públicos. Los demás tendrán que esperar. Legalmente no son
directores”
En Abril pasado, el Alcalde
trujillano dio a conocer los resultados que la empresa “Equilibrium”, por encargo de la OTASS, había realizado sobre la
situación de todas las empresas de saneamiento, y los resultados eran negativos para SEDALIB. CVG dice, sin
embargo, que eran resultados del 2013 y que en ningún momento se señaló en el
informe que la empresa trujillana podría ser intervenida con el sistema de
Régimen de Apoyo Transitorio (RAT). El OTASS solo ha señalado a Ilo, Huaral,
Moyobamba, Moquegua y Pisco. Tampoco, por si acaso, está EPSEL.
Venegas señala que, lo que está
pasando en las EPS, es una intervención política, “Humala creó la “Ley de Modernización de las EPS” cuya finalidad es la
intervención privada en las mismas.” Y claro, sale a la luz la empresa
Graña y Montero, que ha querido entrar a tallar, no solo en Trujillo, sino
también en Chiclayo. “El gobierno ha
querido concesionar SEDALIB a Graña y Montero, sabiendo que esta empresa no iba
a poner ni un sol para la concesión. Todo lo iba a dar el gobierno”. Algo
parecido seguramente se iba a dar en la mentada APP, que querían se hiciera en
EPSEL y que hoy ya entró en una especie de compás de espera. O no?
En Trujillo, a diferencia de
nuestra ciudad, el gobierno central no los ha apoyado para sus obras de
saneamiento. Según el gerente de SEDALIB, “Hace
años tenemos poco más de 70 proyectos
por un total de 370 millones de soles en Vivienda y no
hemos recibido nada. Con nuestro propios recursos, hemos emprendido obras por
32 millones en diversos sectores de La Libertad” y ha hecho conocer que ya
han presentado un proyecto para renovar las tuberías de agua y alcantarillado
en el Centro Cívico de Trujillo, “Son
Dos mil Millones los que se van a necesitar y espero conseguirlos”.
Claro, con un Gerente así,
cualquier alcalde, para empezar, tiene que ser criterioso para meterse en las
empresas de saneamiento. Tienen que
conocer qué dice la Ley de Modernización y saber si el ser Presidente de la
Junta de Accionistas puede ser una
especie de todopoderoso, ante quien los funcionarios y trabajadores deben
inclinar la cerviz, o ponerse de rodillas para no perder el trabajo. O salir a
los medios a criticar lo que pasa en las empresas, sin tener la información
precisa para hacerlo.
Es lo que pasó con Cornejo
Chinguel, cuando dijo que había exceso de trabajadores en EPSEL, “hay 620, lo que representa un exceso”
dijo plenamente convencido. Marco
Castañeda, el Secretario de Defensa, en una entrevista que le hice, lo
aclaró, “Hay más de 750 trabajadores y
por lo menos 20 han ingresado este año” y por supuesto, el caso más
emblemático de contratación es sin duda de la ex consejera regional Maritza Mocarro, ayer fujimorista,
luego humanista, después otra vez fujimorista y ahora no se sabe si apepista.
Lo que sí se sabe es que, quien la llevó es el Jefe de la Oficina del Plan
Maestro Optimizado, Humberto Castellanos
Custodio, hermano del actual Gerente
Municipal y de quien se dice es el poder tras el trono en EPSEL.
Venegas Gamarra le enrostró al
alcalde trujillano que le pague a SEDALIB los 13 millones que la MPT le adeuda. En
Agosto del año pasado, en su edición No.189, EL FISCAL dio a conocer la
deuda que 17 municipios le tenían a EPSEL,
poco más de dos millones de soles. Suma
que, en verdad, resulta una ridiculez ante los Trece millones que el municipio
de Trujillo le debe a SEDALIB. Yo no puedo dudar de los datos que le fueron
alcanzados a EL FISCAL, pero me resultan difíciles de creer.
En lo que si tengo seguridad es que, si Carlos Venegas Gamarra hubiese
sido el gerente de EPSEL, habría reclamado, por ejemplo, el pago de alquiler
del sector de su propiedad que ocupa lo que se conoce como “Terminal EPSEL”, en
donde se ubican la mayoría de empresas de micros y combis que van hacía el
interior de la provincia. También pienso que hubiese puesto al descubierto el afán de Asalde Vives para que ingrese
Graña y Montero, que tal como lo hizo en Trujillo, necesitaba de una persona
que le consiguiera toda la información interna de la empresa. En SEDALIB, fue
Mario Reyna quien estuvo encargado de la presidencia y al que lo habrían
convencido de dar tal información.
Néstor Salinas Vásquez, es el gerente general de EPSEL. Él viene de
la etapa donde Roberto Torres hacía y deshacía en la empresa. Su actuación más
recordada fue cuando presidió la Comisión de Licitación por los Emisores y que
quedó trunca cuando se descubrieron irregularidades, después que se dio la
buena pro. Entra ella, una carta fianza de las cooperativas que trabajaban con
Orellana. Dicen que es un buen
profesional, pero un poco temeroso para tomar decisiones. Cuando Cornejo
ganó las elecciones, Salinas daba por descontado que salía del cargo de gerente
que ya ocupaba.
Sin embargo, se dijo que entró a tallar Gustavo Castellanos y convenció
a “el Chinguel” que debería ratificarlo en el cargo. Algunas voces, entre ellas
las de Miguel Ángel Bartra, proponían a Víctor Rodríguez Zelada, un ingeniero
muy competente e íntegro en cuanto a sus principios. Él se enfrentó a Torres, Quesquén y compañía y les dijo NO en muchas
oportunidades. Lo sancionaron y lo mandaron a que se sentara en un escritorio
en la Zonal Ferreñafe. Por dignidad pidió licencia y se fue a trabajar al
Gobierno Regional. A los dos años volvió y pronto se dio cuenta del poder de
Gustavo Castellanos. Hace poco se fue, porque no estaba de acuerdo con algunas
decisiones de Salinas y Castellanos.
Mi programa en el Canal 21 TV,
“ASÍ SOMOS”, ha tenido como auspiciador a EPSEL durante muchos años. En Abril
de este año fui a conversar con Salinas sobre la renovación del contrato y me
respondió algo que nunca me imaginé: “¿has
hablado con el Alcalde?” me dijo, y
yo le respondí: “¿qué tengo que hablar
con él, lo de la publicidad?”. Algo nervioso, me respondió: “bueno, es que siempre es conveniente que
él sepa”. Me di cuenta que sería inútil insistirle. Pensar que si, por una
factura de publicidad, el Alcalde tiene que dar su visto bueno, cómo sería por
las obras u otros requerimientos de la empresa.
Quizás lo que Salinas pretendió decirme es que tenía que ir a hablar
con Cornejo para que éste me reconviniera, me llamara la atención o me inste a
dejar de ser crítico de la gestión. A la edad que tengo, esas posturas que
nunca las tuve en mi vida, serían una
ofensa para mi familia y una degradación moral para mí.
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