domingo, 27 de abril de 2014

DESALOJO EN EL MODELO ¿REUBICACIÓN….O…….RETORNO? Sin duda que el alcalde Roberto Torres se ha ganado a pulso, la desconfianza de los chiclayanos. Son tantas las veces que nos ha mentido, que ahora cuando dice “A”, sabemos que puede ser “B” o “Z”. Lo peor es que, lo dice con tal seriedad, que a veces pienso que hasta él cree lo que dice. Nos mintió en el incidente con el policía. Cuando se fue a Brasil con Yehude y dijo que iba a conseguir solucionar el problema del recojo de basura. Cuando fue a Estados Unidos por lo mismo. Cuando compró las videocámaras (para algunos sobrevaluadas) y dijo que, en coordinación con la policía, la inseguridad ciudadana iba a desaparecer. No está entre las virtudes de Torres González el respeto a la palabra dada. A los dirigentes del Sindicato de EPSEL les aseguró que no iba a firmar el acta que posibilitara la inscripción de Roger Custodio en los Registros Públicos, como director de la empresa. Y dos días después, lo hizo, ocasionando un vejamen innecesario a un funcionario legalmente elegido. Todos los que laboran en dicha Empresa, saben que en los últimos tiempos la visita frecuentemente. ¿Para eludir a personas no gratas? Quién sabe señor. ¿Para ejercer presión no solo al presidente de EPSEL, sino a directores dóciles como resultan ser James Uriarte y Aníbal Barrera? Con toda seguridad que sí señor. Nos mintió cuando dijo que no había llevado, en una camioneta que el municipio le había asignado, a sus hijas, al Jockey Club, en una mañana de verano. Y es más, en su desesperación, al verse descubierto, prefirió hacer mentir a otras personas, para que lo ayudaran. Un vigilante, que lo vio ingresar y que declaró a la fiscalía: “el alcalde iba en el asiento del copiloto y atrás iba sentado un moreno alto, pelado y con barba”, mejor descripción del hoy fallecido Germán Delgado, ni en un fotocheck, cambió luego su versión y en una ampliación de sus declaraciones, dijo que no recordaba haber visto al alcalde. Lo mismo pasó con una secretaria y cuando Martín Villanueva decidió inmolarse, manifestando que él había sido quien había ido al Jockey, contó con el apoyo incondicional de Juan Merino Aurich, gran amigo del burgomaestre. Y así, una y mil veces, el alcalde nos ha mentido a los chiclayanos. Está denunciado por delito electoral. ¿Se acuerdan que en su camioneta, apareció una pinta con la inscripción K-2 y dijo que no sabía nada, que seguramente algún simpatizante fujimorista la había colocado? Entonces muchos empezamos a considerar que Torres, no solo nos engaña, sino que nos considera unos perfectos caídos del palto, a los que les puede decir cualquier cosa y tener la seguridad que no le vamos a decir nada, o que, y esto es lo peor, no le va a pasar nada. Claro, tiene una larga lista de denuncias ante el Ministerio Público, donde muchas se han archivado y en algunos casos, han vuelto a ponerse en vigencia. No se sabe cuántas han sido judicializadas, pero luego de 7 años y 4 meses, Torres González se puede jactar de no tener ni una condena firme que lo inhabilite. Hubo una que ya sabemos cómo terminó, aunque hace pocos días el Procurador Anti Corrupción, señaló que, en ese caso, había ya un recurso presentado, pidiendo al Poder Judicial, se defina la situación. Sin embargo, y como ningún otro alcalde de Chiclayo, Torres tiene funcionarios presos por indiscutibles actos de corrupción. Es más, aún cuando uno de los condenados lo acusó de estar al tanto de todo lo hecho, la justicia decidió excluirlo del proceso, incrementando así el desconcierto de los chiclayanos, que no dejan de asombrarse sobre la “inmensa suerte” que tiene el alcalde para evitar sanciones judiciales. Cuando Roberto Torres asume la alcaldía en el 2007, los problemas de los comerciantes del Mercado Modelo estaban plenamente vigentes. Es más, muchos recuerdan al candidato Torres en plena campaña, asegurándoles su apoyo. Dicen que más de una vez les dijo: “a ustedes no los saca nadie”, y le creyeron. Craso error. Han pasado por un calvario de 7 años y 4 meses, para que, como parodiando a la obra de García Márquez “Crónica de una muerte anunciada”, el alcalde los deje colgados de la brocha, cuando ellos esperaban otra cosa. Y es que a lo largo de todo este tiempo, el alcalde propició una serie de esperanzas entre los comerciantes del Mercado Modelo, de puestos fijos y de ambulantes formales e informales. Formó comisiones de regidores, que se prestaron neciamente a las propuestas de Torres, pensando ingenuamente que estaba caminando derecho. Incluso, algunos de ellos llegaron a viajar a Lima, para defender lo indefendible ante el Congreso de la República, sin querer aceptar que su posición (la de Torres) era ambigua. Así también les jugó a los ilegales, éstos que han sido “¿desalojados?” en la madrugada del jueves 24 de abril del 2014. Confiaron en él y en sus promesas. Hizo que su bancada aprobara, en una sesión de Concejo, el pago que debían hacer a la Municipalidad, todos aquellos que tenían puestos ubicados en las veredas o en las pistas anexas al Modelo. Así los legitimaba y, a pesar de las protestas de los chiclayanos y el estupor de las autoridades del Ministerio Público y el Poder Judicial, que ya habían decidido sobre la situación de esos comerciantes, Torres siguió adelante. Estaba seguro que no le iba a pasar nada. Y si pasaba, allí estaban sus amigos congresistas, prestos a darle una mano para sacarlo del hoyo. Una y otra vez, el desalojo de los ilegales se postergó. Torres pedía ampliación de plazos, con promesas formales, que reubicaría a los comerciantes. Luego, dijo estar preocupado por el costo social que traería la acción. Luego, que le dolía la cabeza, la barriga, los píes etc., hasta que las autoridades le dijeron basta. El desalojo va sí o sí. Y empezó otra estrategia. El Gerente Municipal, César Regalado, anunció dos semanas antes del 24, que ese día se iba a proceder al desalojo y que ya había disponibles 1,500 efectivos policiales, para asegurar la decisión judicial. Fui de los que pensaron- yo lo pude decir en la radio y en la televisión- que lo de Regalado, me parecía sospechoso. O era producto de su falta de experiencia, o lo hacía como producto de una planificación concatenada, hecha por una o más mentes privilegiadas, pero dirigidas hacia el mal. Como sabemos, sino lo recordamos, volvamos a ver los sucesos del 7 de setiembre del 2006, cuando se incendió el Palacio Municipal, este tipo de desalojos, requieren de un Plan Operativo de la PNP, el mismo que contiene, entre otros puntos, día y hora de la acción. Regalado descubrió uno por lo menos. Sin embargo, la policía no dijo nada. En el momento del desalojo, lo que nos ha mostrado las imágenes de la televisión, son calles desoladas, policías pegados a la pared, trabajadores municipales recogiendo material abandonado. Es lícito preguntarse “¿y dónde estuvieron aquellos comerciantes que decían: de aquí salimos muertos?” ¿Qué hizo que se fueran? ¿En qué momento perdieron el coraje, la valentía? ¿Dónde estuvieron sus sempiternos dirigentes, como Cayao Paico y Polidoro Bonilla, que tanto los han engañado? Me pregunto, en un operativo de esta naturaleza, ¿acaso no es imprescindible la presencia de los bomberos y ambulancias? digo, por cualquier eventualidad, sobre todo teniendo en cuenta lo dicho por los propios comerciantes. ¿En qué momento la PNP supo que no iban a haber enfrentamientos? ¿Se lo dijeron los responsables del municipio, o fue el resultado de una labor de inteligencia? Porque Torres sale hoy a decir que los va a reubicar en un local de la Beneficencia ¿Acaso recién conoce de su existencia? O, ¿acaso él puede decidir los destinos de las propiedades de la Beneficencia? ¿De dónde saca Cesar Regalado que, hacer que permanezcan 300 agentes policiales en el Modelo, le puede costar al municipio dos millones de soles? Los policías no ganan mucho y los 300, pueden generar, a razón de 1,200 soles cada uno, un gasto de 360 mil en 30 días. O, lo que se pretende, es señalar con la debida anticipación, como para que no haya sobresaltos, que el regreso de los comerciantes ilegales se va a dar sí, o sí. Quizás por eso, y curándose en salud, el general Kluber Aliaga ha dicho contundentemente: “si regresan los ambulantes, será por culpa del alcalde”. Más claro, ni el agua. Y entonces, las expresiones de la regidora Celinda Ortiz, pertinaz defensora de causas perdidas: “si yo lo escuché al alcalde Torres decirles que en tres días regresaban” o las declaraciones del abogado Alfredo Montenegro: “esto es solo una suspensión de labores de tres días, pues todo está arreglado”, parecerían ser una cruenta, inverosímil, nefasta y dolorosa realidad. Todo es una farsa. O, como diría el Ing. David Cornejo Chinguel, “una patraña”. Por eso, cabe preguntarse: “DESALOJO EN EL MODELO ….. ¿REUBICACIÓN….O….RETORNO?”

1 comentario:

Unknown dijo...

Es evidente que la gestión del alcalde no se ha caracterizado precisamente por el respeto a los compromisos. Es natural que un "desalojo" de la manera que se llevó a cabo resulta altamente sospechoso. NO es que hubiéramos preferido violencia, pero ante los anuncios previos de los ambulantes y de sus "líderes", eso era lo que parecía venir.
Por otro lado.... ¿donde quedaron los candidatos? ¿esos que ahora pretenden tener la solución mágica para todos los problemas de la ciudad? ¿Donde están Cornejo, Ortiz, Gasco, Rodríguez, Moreno, Merino, Cabrera, y la larga lista de aspirantes? ¿Alguien ha dicho algo sobre este problema? Seguimos esperando