sábado, 27 de diciembre de 2014

FISCAL O PROFETA

En la época en que era asiduo concurrente a los ambientes del Poder Judicial por los 84 juicios penales que me acompañaron a mi salida de la Alcaldía, los cuales, permítanme decirlo, los gané todos sin necesidad de ofrecer ningún momio y, en honor a la verdad, sin haber recibido nunca  una insinuación siquiera para que  con una sinecura, asegurara una sentencia a mi favor.

En uno de esos casos me las tuve que ver con un fiscal con cara de pocos amigos y de un resentimiento, vaya usted a saber por qué. No me equivoco si digo que de entrada no nos caímos bien. Recuerdo haberlo saludado con un “buenos días” que no merecieron ni la levantada de cejas como respuesta. Entonces, me dije: “este pata viene dispuesto a buscar mi condena”. No recuerdo el caso, pero sí el áspero diálogo que mantuvimos en su interrogatorio, a tal extremo que tuvo que intervenir el director de debates, para calmar la cosa.

Me hizo una acusación sustancial. Es decir, como me explicó mi abogado Luchito Verona, el tipo estaba convencido de mi culpabilidad.  Finalmente fui absuelto y no lo volví a ver. Pero me había quedado con el clavo, con el que suele quedarse la gente que es acusada injustamente. Ese fiscal se llama César Bravo Llaque. Es de Ferreñafe. Una amiga común, quien sabía del calvario que tuve que atravesar luego de alejarme de la municipalidad, oyéndome hablar de mis peripecias judiciales y refiriéndome a Bravo y su evidente inquina hacia mí, me dijo que yo estaba equivocado.

“Es un hombre que viene de abajo. Es honesto. Conoce su profesión. Incapaz de generar actos irregulares”. Noté a mi amiga convencida de lo que me decía. Sin embargo, hasta hoy me queda la sensación que si bien una persona como Bravo Llaque puede tener muchos méritos en su profesión y actividad diaria donde, hay que decirlo, suelen pasar muchas tentaciones, tiene algo que le genera antipatía. Los jueces y fiscales no solo deben ser conocedores de códigos, leyes y otras experiencias judiciales, sino fundamentalmente ser JUSTOS.  Y por lo que sé, Bravo no es tan justo que digamos.

Bravo Llaque es fiscal superior adjunto y ha postulado para un cargo superior. No ha tenido éxito, pero ha quedado a la expectativa como algunos otros. Si se produce una vacante, él entra. Y, entonces, me parece que alguien le habrá dicho: “Tienes que despuntarte y mostrar tus condiciones. Y en eso no hay mejor camino que la prensa”. No cabría otra explicación para entender el porqué un hombre parco, con cara de pocos amigos, le concede  una entrevista al diario Correo,  el popular y muy leído periódico que ha dedicado más de 50 portadas al exalcalde Torres y a su grupo de los “Limpios de la Corrupción”.

Dos casos delincuenciales emblemáticos hemos vivido en Chiclayo: La “Banda del Viejo Paco” y la organización delictiva de Torres Gonzáles. En ninguna de las dos ha estado Bravo, y, como me dijeran algunos abogados, esa ausencia con tremenda cobertura mediática debe haberles dolido a más de un fiscal. Más aún si se busca un ascenso. Pensar que un joven fiscal como Juan Carrasco es hoy conocido en los más altos círculos del Ministerio Público por su actuación al lado del fiscal Sergio Zapata, sin duda que habrá generado urticaria en más de uno.

Pero, así es el fútbol. Como hemos dicho los hinchas del Aurich: “Junior Viza hizo el mejor gol del año, pero perdimos el campeonato”. No sé quién designo a Zapata y Carrasco para que vean el caso de Torres Gonzáles. Me imagino que algunos habrán pensado que no iban a llegar lejos. Craso error. Hoy, el exalcalde está preso, el único en la historia de la municipalidad. Y varios de sus funcionarios también. Y hay prófugos, nuevos denunciados, colaboradores eficaces, prensa local y nacional que se interesan en el caso, portadas en diarios nacionales y entrevistas en los programas dominicales para Zapata y Carrasco.

Y, claro, lo digo con sinceridad. A mí, de haber sido fiscal y de haber estado buscando un ascenso, me hubiera dolido en el alma el no haber sido el fiscal protagonista en este caso  de buten.  Cuántas páginas en los medios escritos, cuántas horas de radio y televisión y de posteridad histórica cuando se escriban los libros que están generando estos hechos. Cómo no sentirse frustrado. Y, entonces, me convencen que no hay otro camino que acudir a los medios, pero debo decir algo que llame la atención, que sea novedad. Y, entonces, me olvido que tengo que pedir autorización para dar declaraciones públicas. Me olvido de mi jefa inmediata y de la Presidenta y hablo.

Eso es en esencia, lo que ha hecho Bravo Llaque. Y, entonces, en Correo lo acogen y levantan una profecía del fiscal-candidato: “Hay una nueva red criminal en la Región Lambayeque” y sin ningún reparo agrega: “Allí están comprometidos exfuncionarios de Cofropi, agentes de la Sunarp, incluso quienes le dan legalidad como los notarios, o sea,  es una red”. ¿Así debe actuar un fiscal? No recuerdo de alguna vez en que representantes del Ministerio Público hayan hablado sobre alguna actividad delictiva, menos que hayan alertado a quienes probablemente la estén realizando.

¿Bravo está desesperado o el periodista que lo entrevistó lo hizo pisar el palito? Lo cierto es que lo que ha dicho, que debió merecer una rápida respuesta de por lo menos el Colegio de Notarios de Lambayeque (¿existe?), sí la ha tenido entre sus colegas, abogados y fiscales, para los que las declaraciones de Bravo no les han caído bien. En momentos en que la impolutez de los fiscales lambayecanos está en tela de juicio, las versiones que recoge el Correo son que hay tres que han sido denunciados, dos hombres y una mujer. Lo dicho por Bravo sabe a chicharrón de sebo. “Son ellos, yo no”, parece dar a entender en lo publicado.

Bueno ahora corresponderá mitad a Carmen Miranda, la saliente presidenta, y mitad a Giovanna del Rio, la presidenta entrante, tomar algunas medidas correctivas. O se autoriza, como debe ser las declaraciones mediáticas a los fiscales, estén o no candidateando a algo, o se sanciona al que lo hacer sin autorización. Así evitarían el que tengamos que preguntarnos, y el señor qué es: ¿FISCAL  O  PROFETA?

viernes, 19 de diciembre de 2014

¿MONTERÍA O PILLERÍA?

El 29 de diciembre del 2004, el Ing. Enrique Salazar Torres, como Gerente General del PEOT y el Sr. Heriberto Mendoza Torres firmaron el “Convenio para la Operación y Mantenimiento de la Infraestructura Mayor de Riego y Drenaje del Sistema Hidráulico Tinajones”. Esto en el marco de lo dispuesto por el D.S. No. 015-2003-VIVIENDA, que transfería los Proyectos Especiales a los Gobiernos Regionales, que en el caso de Lambayeque, posibilitó la entrega del Proyecto Especial Olmos- Tinajones (PEOT).

Ya el cuatro de agosto del 2004, el PEOT, había firmado el “Convenio Inter Institucional Marco No. 040-2004/GR.Lamb/PEOT-GG”, con la Junta de Usuarios del Valle Chancay Lambayeque, para el “financiamiento de la operación y mantenimiento de la infraestructura mayor del sistema Tinajones”.

El Convenio de Dic. 2004 contiene en su Clausula XI, “Terminación del Convenio”, lo siguiente: ”El Convenio de la Operación y Mantenimiento podrá terminar su vigencia por cualquiera de las siguientes causas: 11.1  POR CUMPLIMIENTO DEL PLAZO DEL CONVENIO. EL CONVENIO TERMINARÁ EN EL PLAZO ESTIPULADO EN ESTE CONVENIO (10 AÑOS). Y se añade: “Tres meses antes de la terminación del Convenio por cumplimiento del plazo, las partes deberán disponer de un inventario de bienes del Convenio”. Y es más, en la Cláusula Décimo Tercera, se señala claramente que la Junta asumirá todos los gastos por los daños que se generen afectando las instalaciones.

Como se entenderá, este 29 de diciembre se vence el convenio. El GRL, con la debida anticipación, cursó el documento pertinente para dar a conocer a la dirigencia de la Junta, su decisión de no renovarlo. Y empezaron así las hostilidades de GVR y su gente. La primera versión fue que la no renovación era una maniobra política, debido a que el barbado dirigente se había apartado de APP para ponerse la camiseta del fujimorismo, acompañando a Antonio Becerril en su candidatura al Consejo Regional.

Acuña, que ya estaba de licencia por la campaña electoral, respondió que la decisión la había tomado Horna Santa Cruz y que él no tenía nada que ver. Luego, Vera corrió la voz que lo que se buscaba era privatizar el control del sistema y por lo tanto la elevación del precio del agua era inminente. EL GRL hizo conocer entonces que no había nada de cierto sobre esas medidas y de lo que se trataba era crear desconcierto entre los agricultores, mellando la candidatura reelectoral de HAP.

La guerra estaba declarada. Becerril entró en la cancha y arremetió contra el Nene. Denuncias van, aclares vienen, lo cierto es que, el GRL volvió a demostrar su impericia en el manejo de la información para el conocimiento de la opinión pública. Teniendo numerosa información que solventara una decisión de terminar el convenio, antes de que se cumplieran los 10 años, esperaron recibir algunos golpes, para reaccionar.

Vera Roalcaba, había convertido en su fundo personal, todo lo concerniente a la Junta de Usuarios. No solo manejaba a su antojo la parte administrativa, sino también la operativa. ¿Cómo lo logró? Pues valiéndose de algunos complacientes e interesados funcionarios del PEOT y como dicen algunos ex dirigentes de la Junta, ganándose el apoyo de la mayoría de los presidentes de las juntas de riego de la región, con viajes en el país y al extranjero. Contratando familiares y pagando grados universitarios. Total, los 20 millones de soles que ingresaban a la Junta anualmente, daba para eso y mucho más.

Vera Roalcaba, que no es ningún tonto, aunque lo parezca, se dio cuenta pronto que le podía sacar gran provecho a su dominio de la Junta y al hecho que fuera legalmente miembro del directorio del PEOT. Y apuntó a Montería. Ese sector de territorio ubicado en el centro poblado Tablazos en el distrito de Chongoyape y en donde se ha considerado la construcción de una represa, capaz de almacenar 50 millones de metros cúbicos de agua.

Lázaro Rodas Morales, presidente de la Comunidad Campesina Santa Catalina de Chongoyape, denunció que el inefable Vera Roalcaba, en contubernio con los ex dirigentes Porfirio Torres y Segundo Culqui, “se habrían apropiado de 2500 hás. En el sector Montería, 300 más en el sector Tinajones y otras 80 en el sector Chaparrí”. Pero, para evitarse problemas, de inmediato activó una entidad que se había, aparentemente formado en Febrero del 2004 llamada “Asociación de Productores Agropecuarios La Montería – ASPAM”, de la que es presidente.

El 21 de setiembre del 2009, en un Acta Certificada por el Notario Domingo Dávila Fernández, aparecen como aportante en la reactivación económica de ASPAM, Porfirio Torres, con un aporte de 400 soles en trabajo y Vera Roalcaba con un aporte de 44,190 en “Proyectos”. Pregunto, ¿acaso el PEOT, se preocupó en algún momento en saber si esos “proyectos” formaban parte de la documentación a la que Vera tenía acceso, pero a la que estaba prohibido utilizarla en provecho propio? O, acaso la “experiencia” del “hombre del sombrero” es  tan grande, que le permite elaborar proyectos, sin mayores problemas.

En Abril del 2012, el CPC Edgar Granados Inoñan, presentó a la Contraloría Regional, una denuncia por “Uso indebido de maquinaria, del combustible y del personal de la Junta”, en donde con pruebas recogidas en el lugar de los hechos (terrenos de Montería), demostraba la presencia de un tractor trabajando en la construcción de una carretera. Ese tractor tenía el logo de la Junta y, sin duda, no estaría allí, sin la autorización de Vera. Lo grave del caso es que la máquina que era operada por Juan Vásquez Flores, que fue detectada trabajando en la zona de Montería, tal como figura en el Acta de Constatación  del 2 de febrero del 2012, recibía combustibles para trabajar en otro sector, el de “Rehabilitación de tomas de captación Rio Chancay- Santa Rosa.

La Contraloría Regional nunca respondió de manera oficial la denuncia. Sin embargo, el Ing. Francisco Gayoso, actual gerente general del  PEOT, tomo conocimiento del caso y dispuso que la OCI de su entidad, realizará la investigación pertinente. “Pero eso fue hace dos años  y hasta ahora no hay nada” me dijo Gayoso.  Y añadió, “Lo que pasa es que hay funcionarios del PEOT que han sido captados por Vera y lo ha hecho dándoles trabajo a sus familiares, o pagándoles maestrías, diplomados”.

Y, cabe entonces las preguntas: ¿Es verdad que Luis Silva Vásquez, jefe de personal de la Junta, es hijo de Vilma Vásquez, administradora del PEOT? ¿Es verdad que Alonso Solórzano, trabajador de la Junta,  es hermano del Ing. Arturo Solórzano Gonzáles, quien ocupa el cargo de Gerente de Desarrollo de Tinajones, en el PEOT? ¿Es verdad que un bachiller de apellido Niño, que trabaja en la Junta, es hijo de Manuel Niño supervisor del PEOT?

Aun cuando Francisco Gayoso es un gerente que impone autoridad, no ha podido derrotar estas conexiones que, sin duda hacen daño a la institución. La administradora Vásquez, le ha ganado un  juicio al PEOT, por el que se le ha reconocido un pago de poco más de 160 mil soles. Ya le entregaron 80 mil y este mes, sumado a su sueldo y a su gratificación de casi 6 mil soles por cada uno, recibiría el integro de los intereses del juicio que llegan a 54 mil soles. En el 2015 recibiría los 80 mil soles restantes. Según se me dijo, el cobro que se originó en el pago de quinquenios, es legal, además obedece a un fallo judicial. Lo que se critica, me dijeron, es que el pago sea tan ampuloso, cuando a otros trabajadores se les minimiza sus cobros.

Si, a partir de Enero del 2015 recupera el control del Sistema Mayor de Tinajones, se podrá esperar que haya una verdadera investigación que permita conocer el manejo que Vera Roalcaba daba a los ingresos de la Junta, que bordeaban los 20 millones de soles anuales. Se les cobrará a las azucareras los 6 millones de soles que deben. Se le exigirá a la Junta de Usuarios de Chongoyape, que preside Vera Roalcaba, a que pague los casi dos millones de soles que debe.  Y por último, se aclarará si en Tablazos hay ¿MONTERÍA O PILLERÍA? 

domingo, 7 de diciembre de 2014

LAS JOYAS DE “EL JEFE”

Cuenta la historia, que cuando los españoles llegaron a Cajamarca comandados por Francisco Pizarro, ya tenían conocimiento de las riquezas que ostentaban los incas. La cicatería que caracterizó a ese grupo de malhechores, ignorantes y aventureros, les brotó por todos los poros. Los “Felipillos” de siempre, o si quieren los Judas bíblicos, ya los habían puesto al corriente de lo que estaba pasando en el Imperio. Les habían hablado de las peleas entre Atahualpa y Huáscar. De las riquezas del Cusco. Del oro, abundante, por donde se  le encontrara.

Me imagino los ojos desorbitados de esos malandrines venidos del otro lado del mundo, con sus caballos, con sus armas con pólvora, con sus barbas de distintos colores, oyendo a los traidores, hablarles de cómo vivían los señores del Imperio. Y me imagino el engrandecimiento de su rapacidad cuando se enteraron que Atahualpa había vencido y se iba al Cusco a tomar posesión del trono real. Más todavía cuando supieron que tenía que pasar por Cajamarca. “Aquí lo esperamos”, con seguridad dijo Pizarro. Total, el Inca ya sabía de su presencia y estaba enterado de cuántos eran y qué estaban buscando.

La historia que todos conocemos, relata la manera tragicómica de cómo capturaron a Atahualpa. Parece una visión surrealista imaginarse al cura Valverde, con la biblia en una mano y el crucifijo en la otra, pidiéndole a un hombre, al cual sus súbditos llevaban en andas, que bajara y se arrodillara para venerar los objetos que él tenía en sus manos. Atahualpa con seguridad no lo entendió y por eso no le hizo caso. Retumbaron los arcabuces, salió la caballería arremetiendo contra el séquito imperial y capturaron al “Hijo del Sol”.

Expertos en temas guerreros, señalan que “no hay mejor enemigo que el enemigo muerto”. La pregunta que durante cientos de años se han hecho muchas generaciones es: ¿por qué los españoles no mataron en el acto a Atahualpa? Y las distintas respuestas que se han dado, se pueden resumir en una sola: por su extremada avaricia, por su incontrolable codicia. Querían oro. Querían plata. Querían aquello que en su España natal nunca hubieran podido conseguir.

Cuenta la historia, que Atahualpa se dio cuenta del enfermizo afán de los invasores y jugó su destino a ilusionarlos, explotando hábilmente sus pretensiones: “Libérenme y les ofrezco llenar dos cuartos de oro y uno de plata hasta donde alcance me mi mano”. Ya sabemos  cómo termino eso. Atahualpa fue asesinado vilmente y los criminales siguieron hacia el Cusco, arrasando con lo que podían.

Me he preguntado muchas veces el porqué el oro es tan deseado. ¿Por qué su tenencia genera poder? ¿Por qué los seres humanos, somos capaces de destruirnos para asegurarnos su permanencia? El oro no nos da vida, pero nos la puede quitar. Su búsqueda ha generado miles de muertos, de familias destruidas. Vaya, si no se puede comer, si no nos ayuda a respirar, si no nos ayuda a caminar, ¿porqué nos desesperamos por tenerlo?

Dicen que antiguamente tener oro en la dentadura, no solo era una muestra de admirada estética, sino que además, las personas que lo ostentaban, irradiaban poder. Cuentan que, en los repases que el ejército chileno hizo con nuestros muertos y heridos, lo primero que hacían era abrirles la boca para ver si tenían dientes de oro. Claro, metían la bayoneta y fuera diente. Hasta hace poco, esa costumbre, la de ponerse oro en los dientes, era una costumbre de nuestra serranía, quién sabe, inspirados en el esconder del oro que nuestros antepasados hicieron para no dárselo a los españoles.

Quién sabe también, si por eso a los nacidos en la sierra peruana les guste tanto el portar oro con su vestimenta diaria. Sobre todo a los hombres. Y, entonces es fácil determinar de dónde es aquel que lleva una cadena o collar en el cuello, anillos en ambas manos, o esclavas en las muñecas. Aparte, por supuesto, de los relojes, pero no cualquier reloj, solo aquellos que brillen por el oro que contienen.

Y, entonces me pongo a pensar si en este asunto de los “Limpios de la Corrupción”, no  ha habido una reiteración de lo vivido entre Atahualpa y Pizarro. Claro, hay que salvar las distancias, pero a mí, me da una sensación  que tienen  mucho de común. Lo pongo en el lugar de Pizarro, a Roberto Torres. ¿Qué es lo que los asemeja? Pues el ORO. Alguien podría decir que al ex alcalde le gustaban los billetes, que en 1535 no existían. Y quizás esa sea una diferencia.

Cuando la policía irrumpió en la casa de la familia Torres Gonzales y en el departamento de Del Castillo Muro, encontraron gran cantidad de billetes. La televisión, gracias al apoyo de la PNP, mostró al país cómo habían estado guardados. “Aquí no hay caja fuerte. Pero si hay billetes”, decía una desconcertada  Katiuska, mientras tomaba una taza de café y pedía ingenuamente que no le fueran a ensuciar su cama.

Los peruanos teníamos una experiencia previa en este asunto de ver billetes en temas de corrupción. Recordemos los “vladivideos” y la cantidad de gente que se vio involucrada y luego presa. Pero joyas, solo años después, los relojes de Montesinos nos hicieron conocer su afición por ellas. Al igual que Torres, solo cuando cayó, tuvimos una idea clara de la fortuna que significaba la propiedad de  esas prendas. Por congraciarse con el “Doc”, no solo civiles sino también militares, cada vez que podían, le hacían llegar esos costosos regalos, pues como alguien dijo alguna vez, resultaba una buena inversión entregárselos, porque aseguraban una buena compensación.

¿RTG gastó su plata en comprar esas joyas?  En una de las primeras declaraciones que dio el ex alcalde, luego de su captura, cuando le preguntaron cuánto había gastado, dicen que sorprendió a sus interrogadores cuando les dijo: “la gran mayoría me las regalaron”.  Hasta hoy, no hay una versión, digamos oficial, de los fiscales sobre el particular. Sin embargo, los rumores hablaban de una regidora como la que había demostrado con mucha frecuencia su agradecimiento a Torres, vaya usted a saber por qué.

Hace algunos días, entrevisté en ASÍ SOMOS, al abogado de Torres, el doctor César Nakasaki y por supuesto, le pregunté quién era  la generosa. Me respondió: “el día que se dé a conocer oficialmente lo que yo ya sé, va a haber una conmoción política”. Le dije entonces: “por allí hay una versión  que  señala a la regidora Carmen Carhuallanqui como la regalona”. Me respondió: “no puedo decir nada, pero estoy pidiendo a la policía para que empiece a averiguar en las casas donde venden joyas y así se confirme lo que RTG me ha dicho sobre el origen de esas joyas”.

Días después, entrevisté a Carmen Carhuallanqui y, le pregunté: “¿es verdad que tú le has regalado las joyas y relojes a Beto?”. Y, muy tranquila me respondió: “yo lo quiero mucho, pero no me sobra el dinero para estar haciendo ese tipo de regalos”. Y, entonces, me soltó una “bombita”: “Yo alguna vez vi a la regidora Ortiz Prieto llevándole un regalo, pero no sé de qué se trataba”.

Personalmente, no creo que Celinda Ortiz Prieto haya sido la generosa. No porque le falten recursos, sino que no la veo en ese plan de pagar como “regalo” algo que hubiese querido obtener en la MPCh. Entonces, debo preguntar: “si no fue Carhuallanqui, si Celinda tampoco, ¿quién fue? Solo quedan dos: Fernández y Montenegro. ¿Habrá sido una de ellas, o Torres quiso desviar el origen de sus joyas, mintiéndole a su abogado?

Lo cierto es que, los fiscales que cada día anuncian un nuevo descubrimiento en las actividades delictivas de los “Limpios de la Corrupción”, se están olvidando de hacernos conocer el verdadero origen de LAS JOYAS  DE “EL JEFE”.

FOTOS: DIARIO CORREO - CHICLAYO