martes, 12 de agosto de 2014

DESMITIFICANDO A CASTILLO (2)

Envalentonado como estaba, ACCH, en el segundo semestre del 92, logró que el Concejo Municipal aprobara una solicitud de crédito al Banco de la Nación por más o menos 3 millones de  soles.  El argumento fue la compra de maquinaria pesada que por entonces casi no había en el país y que se encontraban a precio de remate en Miami - USA. En esos años y por las dificultades que vivíamos en el Perú, el gobierno central facilitaba las cosas para que acciones, como las que quería realizar ACCh, se pudieran llevar a cabo.

Castillo se fue a Miami, solo, con una idea clara de qué es lo que iba a comprar y cómo hacerlo. Total, ésa había sido una de sus tareas en PERULA, con la diferencia que esta vez, sería cotizador, comprador,  pagador y despachador.   Son famosos los remates de cosas usadas en ese país. Y el entonces alcalde, iba a comprar cosas de segunda y tercera mano, que como hasta hoy se dice “están nuevecitas”.  Sin embargo, se le presentó un problema. En los remates, solo se podía  participar con pago mediante tarjeta de crédito, o en efectivo. En esos años, la tarjeta de crédito no se usaba en el país. Cuando una persona se iba de viaje al extranjero solicitaba al banco los ya casi desaparecidos “travel checks”. Pero para el audaz alcalde chiclayano, eso no era ningún problema. Él había ido a comprar y compraría de todas maneras.

Por entonces, setiembre de 1992, el CPC Joel Díaz Villegas era el Director Superior (e) de la MPCH. Con el memo No. 358-A-92-MPCH/DS,  del 02 de Setiembre de 1992, (anexo 1) le ordenó al Director de Administración CPC Oscar Falen Chinchay, dispusiera lo necesario para enviarle 300 mil dólares americanos a ACCh, “para la compra de maquinaria usada”.  Cinco días después, el 7 de setiembre, Díaz Villegas, con memo. No.368-A/92-MPCHDS, (anexo 2) volvía a señalarle a Falen Chicnchay, que le enviara a Castillo 100 mil dólares más, “para la culminación de la compra de maquinaria”. En ambas ocasiones, el Director Municipal basaba su accionar en las “coordinaciones telefónicas” que sostenía con Castillo.

Si bien el crédito se había obtenido en el Banco de la Nación, las operaciones para darle el dinero a Castillo en Miami se realizaron a través del desparecido Banco Regional del Norte, que el 07 de setiembre de 1992, le enviaba un telefax, al Hamilton Bank N A. Miami USA, indicándoles  que pagaran “100 mil dólares americanos, al Atlantic Security Bank- Miami y a favor de Arturo Castillo Chirinos (el mismo que se acercará a esas oficinas a cobrar según acuerdos previos) (Anexo 3).

Eran sin duda otros tiempos. Hoy es impensable que una acción de esa naturaleza se pudiera realizar. Menos aún, teniendo en cuenta el antecedente fresco que tenía Castillo de haber sido sentenciado a 4 años de cárcel por peculado, precisamente por comprar indebidamente. Aunque como ya lo dije, fuera absuelto en la Corte Suprema por una hábil acción lobista de César Becerra. Pero, ¿qué compró Castillo en Miami?  Entre la maquinaria pesada usada, compró cuatro volquetes, dos camiones cisternas, un camión imprimador, un rodillo imprimador, un rodillo neumático, un cargador Caterpillar y una motoniveladora Caterpillar. (Anexo 4).

Hasta allí y aun cuando quedará siempre la duda sobre la realidad de los precios, dada la calidad moral del cotizador, comprador, pagador  y despachador, se podría decir que las compras encajaban con la motivación del préstamo y del viaje de Castillo. Sin embargo, también compró y pagó por lo siguientes productos: 12 tijeras para podar plantas, dos catálogos para sembrar flores,  6 rollos de nylon, un rollo de malla de color verde, según se puede apreciar en la Orden de Compra No. 2054 del 25-09-92, firmada, entre otros, por Falen Chinchay. (Anexo 5).

Falen también firmó la Orden de Compra No. 2053 del 25-09-92, con la que se regularizaba la compra, entre otros productos, de: 12 tijeras, 6 rollos de manguera, 216 guantes de tela y vadana, 14 palanas. (Anexo 6). Increíble. Yo recuerdo esos años y creo que muchos de ustedes también.  Sufríamos por alimentos, vamos, si quieren también por carencia de maquinarias, pero guantes, mangueras, tijeras, eso simplemente fue la acción depredadora de un sujeto acostumbrado a realizar acciones oscuras, ante la genuflexión de sus serviles, a quienes solía atemorizar con sus gritos de matón.

Todos estos detalles, fueron interesadamente ocultos en algún lugar de la MPCH.  Recién salieron a la luz en el 2003 - 2004, cuando cualquier denuncia sobre la actuación de Castillo, era imposible de  llevar adelante. Alguna vez mencioné el tema en una entrevista que me hiciera el semanario Expresión, pero, al parecer, a nadie le llamó la atención. Hoy la menciono, para que quede constancia de los pies de barro con que algunos mitos se forman.

Dicen los que lo conocen bien, que ACCh es una persona con mucho resentimiento. Es posible que en su infancia no haya sido lo suficientemente feliz. Es posible que algunas cosas que le hubiese gustado tener en sus años mozos, nunca las consiguiera. Y el resentido es vengativo por naturaleza. Una vez me contó Miguel Ángel Bartra, que cuando en 1995 formó su lista para ser candidato a la alcaldía, tuvo que poner el nombre de “Dolores Díaz Díaz en vez de Mauro, porque Castillo, no lo podía ver ni en pintura”. Cuando ACCh revisó la lista para aprobarla, no se percató del cambio y luego no le quedó otra cosa que masticar su ira, ante un hecho consumado.

Una mañana de abril de 1996, estábamos conversando, Miguel Ángel y yo en la oficina de la presidencia de EPSEL, cuando ingresó una llamada al celular del alcalde. Yo me paré para retirarme, pero con gestos, me pidió que me quedara. En un susurro me dijo “es Arturo”.  Casi 20 minutos escuché a Miguel Ángel decir: “bueno sí pero….No….Claro…No sí…”.  Al fin terminó y me dijo: “¿Sabes para lo que me ha llamado?”. Yo le respondí: “no tengo la menor idea”. Y entonces me contó: “le han enviado una fotocopia del diario La Industria. Han puesto una foto del izamiento de ayer y yo aparezco al lado de Pepe Barragán (era autoridad política) y me ha reclamado por haber permitido que me tomen una foto al lado de él, sabiendo que es su enemigo”…. Siguió contándome otras cosas que ya no vale la pena mencionar, pues Barragán ya falleció.

Pero si entre los “atributos” de Castillo está la venganza, entre los de César Becerra Leyva (CBL) también la está.  La afrenta que sufriera en 1992, fue cobrada y con creces, en 1998. Recordaremos que Castillo había sido electo congresista. Que tuvieron que amenazarlo para que dejara la alcaldía. Nadie se explicaba el porqué quería quedarse con el sueldo de alcalde, si como congresista iba a ganar muchísimo más.  Y ante la amenaza de Martha Chávez, presidenta del Congreso en ese entonces, se tuvo que ir.  Cuatro años más tarde, quiso renunciar al Congreso y candidatear a la Alcaldía. A pesar que le advirtieron que la ley se lo impedía, tercamente persistió.

Entonces, alguien lo denunció ante el Jurado Nacional de Elecciones - JNE  que presidía el Dr. Serpa, a quien CBL le decía cariñosamente “tío”. Era también muy amigo de Rómulo Muñoz Arce, por entonces, también miembro del JNE.  Y Becerra se enteró de la denuncia, consultó con abogados especialistas y le dijeron que lo de Castillo, era un acto ilegal. No podía renunciar a su condición de congresista. Decidió intervenir y habló con su tío y sus amigos. Castillo confiaba en que la vieja guardia de Acción Popular, lo ayudaría en su insensata candidatura. Pero CBL tuvo mayor poder y quién sabe, al contarles a sus amigos lo que le hizo Castillo en el 92, los motivó más para que aplicaran estrictamente la Ley. Castillo se quedó fuera.

Voy a dejar para otros comentarios algunas cosas más que este sujeto realizara como autoridad edil. Finalizo este artículo, señalando para algunos críticos de lo que escribo, que no estoy inventando nada. Que mi actuación como alcalde de Chiclayo puede ser cuestionada como mejor les parezca. Sin embargo, y luego de 84 juicios, cuatro de los cuales me los hiciera Castillo, utilizando cobardemente a otras personas para que me denunciaran, salí absuelto de todos ellos, sin recurrir a maniobras oscuras, ni al apoyo de gente influyente. A mí, nadie, en el Poder Judicial, me pidió algo para sacar los fallos de manera favorable.


 Ni me corrí, ni me corro y aunque  haya gente que no le gusta lo que escribo, o se ríe, o quiere invalidar mis opiniones por mi participación en política, aquí estaré hasta que Dios diga basta.  Y por eso les alcanzo esta segunda parte de DESMITIFICANDO A CASTILLO (2)





 

1 comentario:

Luis Valencia R. dijo...

Estimado Fernando:
Quiero felicitarte por deleitarnos con estas historias que nos recuerdan algunos pasajes curiosos y otros indignantes, e indican que la historia es un buen indicador para reflexionar antes de emitir un voto o de brindar apoyo a quienes simplemente merecen permanecer en la total indiferencia ciudadana.
Sigue así y no te preocupes por aquellos que ejercen su derecho a la crítica, lo importante es que escribas con la verdad.

Luis valencia R.